Algunas veces pienso que mi vida
es sórdida, vacía y sin sentido.
Hay momentos en que siento que todo
cuanto hago cada día no me llena
ni le veo sentido ni destino
a la vida que llevo. Siento entonces
que no hay una claridad,
que hay cosas que me dan satisfacciones
y qué quizá no sé cuidar de ellas
porque no soy del todo consecuente
con lo que siento, pienso y desearía.
Lo que es un sueño hoy quizá mañana
se convierta tan sólo en espejismo
y la vida transcurre día a día
sin entusiasmo, lánguida, aburrida…
Por suerte sólo pasa algunas veces,
pero cuando me siento de esta forma
no tengo ganas de dar explicaciones,
me encierro entre mis dudas y mis miedos
y prefiero pensar sola y tranquila,
en días de lluvia.